Poder de la oración

Si no oramos, estamos indefensos

La oración es el canal directo de comunicación entre Dios y sus hijos. A través de ella, expresamos nuestra adoración, presentamos nuestras peticiones y buscamos dirección.

La Biblia nos muestra que los grandes hombres y mujeres de fe dependieron de la oración en cada aspecto de sus vidas. Más aún, Jesús mismo, siendo el Hijo de Dios, nos dio el mayor ejemplo de una vida fundamentada en la oración.

Aprendamos como la oración debe formar parte de nuestra vida diaria, como nuestro alimento y que una vida sin ella es una vida vacía e indefensa contra todo lo que enfrentamos a diario.

Orar es Comunicarse con Dios

Orar no se trata de repetir palabras o aprenderse largos rezos y repetirlos una y otra vez. Jesús fue claro cuando dijo:

“Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.” Mateo 6:7.

Jesús dejo un modelo de oración, el Padre Nuestro, no como una fórmula mágica que debe ser repetida varias veces, sino donde establece que en nuestra oración debemos dar gloria a Dios, expresar nuestro agradecimiento, pedir perdón por nuestros pecados y presentar nuestras peticiones delante de Dios, confiando que la voluntad de nuestro Padre esta por encima de todo.

La oración es la forma de comunicarnos con Dios, aun cuando El ya conoce lo que hay en nuestro corazón y lo que saldrá de nuestra boca.

Comunicación Cotidiana

En nuestras relaciones más cercanas (cónyuge, hijos, etc.) no establecemos un horario especifico para hablar. No agendamos una cita cada día con nuestro cónyuge o hijos para poder hablar. Lo hacemos en cualquier momento según sea necesario, usando cualquier medio a nuestro alcance.

Lo mismo es con Dios, si el orar es nuestra forma de comunicarnos con Dios y queremos tener una relación cercana con El, debemos de tener un canal de comunicación abierto ya que El esta escuchando todo el tiempo.

Orar es tener esa conversación cotidiana con Dios en esos momentos en que queremos expresar un agradecimiento, pedir dirección o cuando podemos sentir temor.

Así como nos comunicamos con nuestros seres queridos, hagamos de Dios el primero que escuche de nuestra boca todo lo que hacemos y sentimos.

Oración vs Tiempo de Intimidad

Podríamos decir que, así como hay niveles de comunicación, también hay niveles de oración. No es lo mismo hablar con nuestro cónyuge sobre la lista de compras y pendientes de la semana, a hablar cosas intimas que solo con ella podemos hablar.

Lo mismo pasa con Dios, a parte de tener una comunicación cotidiana con Dios, también es importante tener un tiempo de intimidad y de oración.  Un tiempo que sea dedicado solo a Él.

En ese tiempo de intimidad es donde Dios nos fortalece, nos corrige, donde podemos adorarle y donde podemos llorar o simplemente quedar callados ante su presencia y contemplar su gloria.

Pongamos el ejemplo de Jesús, no es lo mismo la Oración del Huerto a bendecir los alimentos.  No es que una sea mas importante que la otra, pero podemos ver que la Oración del Huerto fue una oración intima delante de la gloria de Dios, y el orar por los alimentos es una comunicación cotidiana con Dios.

Tratemos de tener nuestro tiempo de intimidad con Dios todos los dias. En ese tiempo de oración es donde conocemos realmente a Dios.

La oración en la vida de los grandes personajes bíblicos

Desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento, vemos cómo la oración fue una constante en la vida de los siervos de Dios.

Ellos dependieron de la comunicación con el Señor para recibir fortaleza, sabiduría y dirección.

A continuación, podemos ver el ejemplo de grandes hombres de Dios que tuvieron una vida de oración constante.

Moisés: Un intercesor por el pueblo

Moisés se comunicaba con Dios constantemente. En momentos críticos, como cuando el pueblo de Israel pecó al hacer el becerro de oro, Moisés oró fervientemente para que Dios no destruyera a la nación (Éxodo 32:11-14).

Su intercesión fue clave para que Dios extendiera su misericordia a su pueblo.

Moisés aprendió que no podía hacer nada con sus fuerzas, sino que debía acudir a Dios para pedir dirección y presentar sus peticiones delante de Él.

David: Un hombre conforme al corazón de Dios

David, el rey de Israel, demostró una vida de oración a través de los Salmos.

En tiempos de angustia, buscó refugio en Dios. En Salmo 55:17 declara:

Tarde, mañana y mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz“.

Su relación con Dios estaba cimentada en una oración constante.

Fue la oración la que lo mantuvo en momentos de persecución, de angustia y también de perdón cuando pecó contra Dios.

Daniel: Un hombre de oración inquebrantable

Daniel oraba tres veces al día, a pesar de la prohibición impuesta por el rey Darío (Daniel 6:10).

Su compromiso con la oración lo llevó a ser lanzado al foso de los leones, pero Dios lo libró milagrosamente.

Jesús: El máximo ejemplo de oración

Jesús, el Hijo de Dios, nos dejó el mayor ejemplo de dependencia en la oración.

Antes de comenzar su ministerio, oró y ayunó 40 días en el desierto (Mateo 4:2).

Se apartaba constantemente a lugares solitarios para orar (Lucas 5:16) y, antes de ser entregado para la crucifixión, oró fervientemente en Getsemaní (Mateo 26:36-39).

La Biblia nos manda a orar

Orar no es una opción para el creyente, sino un mandato divino. Dios nos llama a vivir en oración constante:

1 Tesalonicenses 5:17

“Orad sin cesar”.

Filipenses 4:6

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.

Santiago 5:16

“La oración eficaz del justo puede mucho”.

Cómo debemos orar según la Biblia

Jesús enseñó cómo orar en Mateo 6:9-13 con la oración del Padre Nuestro. Además, la Biblia nos da principios clave:

  1. Orar con fe: “Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mateo 21:22).
  1. Orar en el nombre de Jesús: “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré” (Juan 14:13).
  1. Orar con corazón sincero: “Cuando oréis, no seáis como los hipócritas” (Mateo 6:5).
  1. Orar con perseverancia: “Orad en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu” (Efesios 6:18).

Conclusión: Sin oración, estamos indefensos

La oración es nuestra fortaleza y la clave para mantenernos firmes en la fe. Si no oramos, quedamos vulnerables ante las tentaciones, las pruebas y el enemigo.

Los grandes personajes de la Biblia nos enseñan que la orar es indispensable para una vida cristiana victoriosa.

Sigamos su ejemplo y busquemos a Dios en todo momento, sabiendo que él nos escucha y responde.