El Salmo 22 y La Pasión de Cristo Un Anuncio Mil Años Antes

El Salmo 22 y La Pasión de Cristo: Un Anuncio Mil Años Antes

Siguiendo con el estudio sobre Jesús y las Profecías del Antiguo Testamento, en este articulo estudiamos el Salmo 22, uno de los salmos que tiene mas referencias hacia la Pasión de Cristo.

La crucifixión de Jesús no fue un evento fortuito, sino el cumplimiento de antiguas profecías escritas siglos antes de su nacimiento.

Entre ellas, el Salmo 22 destaca de manera impactante, describiendo con detalle el sufrimiento del Mesías.

Este salmo, escrito por el rey David alrededor del siglo X a.C., no solo refleja sus propias angustias, sino que también apunta proféticamente a la Pasión de Cristo.

En este artículo, exploraremos cómo Jesús cumplió las profecías de este salmo durante su sacrificio en la cruz.


Salmo 22: Del Sufrimiento a la Alabanza

Para poder entender mejor y tener un contexto sobre como fue escrito el Salmo 22, podemos comenzar reconociendo que ese Salmo es uno de los mas impactantes y conmovedores escritos por el Rey David.

Su profunda expresión de angustia, seguida de una sorprendente transición a la alabanza, lo ha convertido en un texto de gran relevancia tanto para el judaísmo como para el cristianismo.

Es complejo poder determinar el contexto histórico exacto donde fue escrito el Salmo 22, ya que David sufrió varias persecuciones y angustias en su vida.

Lo mas probable es que fue escrito durante su huida del Rey Saul, o durante la rebelión de su hijo Absalón. Estos períodos estuvieron marcados por el sufrimiento, la soledad y la sensación de abandono, experiencias que resuenan en el salmo.

A pesar de su sensación de abandono, David clama a Dios en busca de ayuda y liberación. En la segunda parte del salmo, David pasa del lamento a la alabanza, reconociendo la fidelidad y el poder de Dios.

El salmo sirve como un testimonio de que, incluso en los momentos más oscuros, la esperanza y la confianza en Dios pueden prevalecer.

El Salmo 22 tiene un significado mesiánico profundo, ya que muchas de sus descripciones se cumplen en la crucifixión de Jesucristo.

Las palabras de apertura del salmo fueron pronunciadas por Jesús en la cruz, y otros versículos describen detalles de su sufrimiento.

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Salmo 22:1 – Mateo 27:46)

Las palabras iniciales del Salmo 22 son exactas a las que Jesús clamó en la cruz:

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
(Mateo 27:46).

Este grito de angustia expresa el momento en que Cristo llevó sobre sí el pecado del mundo, experimentando la separación del Padre.

Solo Jesús sabe lo que pudo haber sentido en ese momento, el hecho que pronunciara esas palabras es una muestra no solo del conocimiento de las escrituras sino el sentimiento de abandono que lo envolvió.

David, en su tiempo, sintió el abandono divino en sus pruebas, pero su clamor apuntaba a la futura expiación de Jesús.

“Todos los que me ven me escarnecen” (Salmo 22:7 – Mateo 27:39-43)

El salmo describe la burla de quienes rodean al sufriente:

“Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza” (Salmo 22:7).

Esto se cumplió en la crucifixión de Jesús, cuando los líderes religiosos y los transeúntes lo insultaban diciendo: “Confío en Dios; líbrele ahora si le quiere” (Mateo 27:43), burlándose de su afirmación como Hijo de Dios.


“Horadaron mis manos y mis pies” (Salmo 22:16 – Juan 20:25-27)

David profetiza un sufrimiento inusual: “Horadaron mis manos y mis pies” (Salmo 22:16).

La crucifixión, método de ejecución romano, no existía en tiempos de David, lo que hace que esta profecía sea extraordinaria.

En el evangelio de Juan, Tomás no creía en la resurrección hasta ver y tocar las heridas de los clavos en las manos y pies de Jesús (Juan 20:25-27), confirmando el cumplimiento literal de esta profecía.

“Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes” (Salmo 22:18 – Juan 19:23-24)

Otro detalle impactante es la profecía sobre la ropa del Mesías: “Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes” (Salmo 22:18).

En la crucifixión, los soldados romanos tomaron las vestiduras de Jesús y echaron suertes para decidir quién se quedaría con su túnica (Juan 19:23-24), cumpliendo la Escritura al pie de la letra.

“Me dieron a beber vinagre” (Salmo 69:21 – Juan 19:28-30)

Aunque esta profecía está en el Salmo 69, también se vincula con la Pasión. “Me dieron hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre” (Salmo 69:21).

En la cruz, Jesús dijo: “Tengo sed” y le ofrecieron vinagre en una esponja (Juan 19:28-30).

Este acto, además de ser una burla, cumplió la profecía mesiánica.

“Mi lengua se pegó a mi paladar” (Salmo 22:15 – Juan 19:28)

El sufrimiento de Jesús también incluyó una intensa sed y deshidratación, como lo describe el Salmo 22:15: “Se secó como un tiesto mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar”.

Esto también se evidenció cuando Jesús expresó su sed en la cruz, otro testimonio del cumplimiento de la Escritura.

Reflexión

El Salmo 22 revela con asombroso detalle el sufrimiento de Cristo en la cruz, escrito aproximadamente mil años antes de su venida.

David, aunque hablaba de sus propias aflicciones, estaba profetizando el sacrificio redentor del Mesías. Cada evento de la crucifixión confirma la soberanía de Dios y su plan de salvación.

Estas profecías no solo fortalecen nuestra fe en la autenticidad de la Escritura, sino que también nos recuerdan el gran precio que Jesús pagó por nuestra redención.

En él se cumplieron todas las promesas y profecías, mostrando que su sacrificio no fue un accidente de la historia, sino el cumplimiento del plan divino para la humanidad.